Ventajas de la poda
Las muchachas cortan sus cabellos
Con la esperanza del renuevo.
En un tiempo la cosecha segunda
Fue tan vasta como el primer corte.
En un tiempo el pordiosero
Cortó nuestro césped
Por la baratija de su alcohol.
Ciertos animales podados en luna nueva
Son ahora más dóciles, más nuestros:
Los gallos de la lidia,
Perfectos como águilas de patio,
El perro desorejado,
El toro nocturno que amanece buey.
Ciertos frutos tomados en menguante
Alcanzan la real maduración.
Así, de lo infértil y demasiado
Podan tu vida hasta que parece bella.
Quien haya perdido una mano
No servirá en el ejército.
Con la esperanza del renuevo.
En un tiempo la cosecha segunda
Fue tan vasta como el primer corte.
En un tiempo el pordiosero
Cortó nuestro césped
Por la baratija de su alcohol.
Ciertos animales podados en luna nueva
Son ahora más dóciles, más nuestros:
Los gallos de la lidia,
Perfectos como águilas de patio,
El perro desorejado,
El toro nocturno que amanece buey.
Ciertos frutos tomados en menguante
Alcanzan la real maduración.
Así, de lo infértil y demasiado
Podan tu vida hasta que parece bella.
Quien haya perdido una mano
No servirá en el ejército.
Antes de que un temblor comience
Para Lina, en su temblor
Antes de que el cántaro de la niña se quiebre
Y enmudezcan los enjambres de la dicha,
Antes de que las mujeres recojan la sangre última
De los breves animales ofrendados
Y el niño que juega a las canicas
Presagie con su juego el choque de los mundos,
Antes de que el árbol de la ira
Deje caer sus frutos ardientes y violentos,
Antes de que el blando corazón de los ahogados
Endurezca en el invierno
Sin oír el canto de sus novias suicidas en los ríos,
Antes de que un temblor comience a perseguirnos
Por la ciudad de puertas condenadas;
Danos, Señor, la paz.
La paz gentil de las comidas
Cuando la oración del padre sube en brazos del humo,
La paz del esposo y la esposa a medianoche,
La paz del que acepta su culpa y se vence,
La paz de las estatuas en otoño.
Pero no la paz hueca de las santas
Que dejan caer el aire pesado de sus miradas,
Ni la paz indiferente del muro
Donde el sol de los míos se lamenta,
Ni la paz del tigre satisfecho
Que devoró esta mañana la Belleza.
Quiero hablarle a las aguas sin turbarme,
Quiero ver en los niños a los niños
Y en la página los blancos animales.
Quiero volver a la amistad de unos pocos
Porque el amor de ellos ya me salva.
Pero si no puedes, Señor, concederme
La paz de tus palomas intocadas
Y el cántaro de mieles rebosante;
Quiébrame entonces en el sueño
Como la espiga que un niño dobla
Pues he visto el rostro sereno del suicida
Y el afán perpetuo de mi madre.
Y enmudezcan los enjambres de la dicha,
Antes de que las mujeres recojan la sangre última
De los breves animales ofrendados
Y el niño que juega a las canicas
Presagie con su juego el choque de los mundos,
Antes de que el árbol de la ira
Deje caer sus frutos ardientes y violentos,
Antes de que el blando corazón de los ahogados
Endurezca en el invierno
Sin oír el canto de sus novias suicidas en los ríos,
Antes de que un temblor comience a perseguirnos
Por la ciudad de puertas condenadas;
Danos, Señor, la paz.
La paz gentil de las comidas
Cuando la oración del padre sube en brazos del humo,
La paz del esposo y la esposa a medianoche,
La paz del que acepta su culpa y se vence,
La paz de las estatuas en otoño.
Pero no la paz hueca de las santas
Que dejan caer el aire pesado de sus miradas,
Ni la paz indiferente del muro
Donde el sol de los míos se lamenta,
Ni la paz del tigre satisfecho
Que devoró esta mañana la Belleza.
Quiero hablarle a las aguas sin turbarme,
Quiero ver en los niños a los niños
Y en la página los blancos animales.
Quiero volver a la amistad de unos pocos
Porque el amor de ellos ya me salva.
Pero si no puedes, Señor, concederme
La paz de tus palomas intocadas
Y el cántaro de mieles rebosante;
Quiébrame entonces en el sueño
Como la espiga que un niño dobla
Pues he visto el rostro sereno del suicida
Y el afán perpetuo de mi madre.
Sergio
García Zamora poeta cubano, es licenciado en Letras por la Universidad
Central “Marta Abreu” de Las Villas. Pertenece a la Generación Cero. Ha ganado
el III Premio Gabriel Celaya, instituido por la Diputación de Guipúzcoa,
España, con la obra Diario de un buen recluso, del que el jurado
destacó "su fuerza poética, su punto de vista original y su estilo y mundo
propio muy identificable" Sergio
García Zamora nació en Cuba en 1986.
En 2003 publicó su primer libro de poesía Autorretrato sin
abejas. Sus poemarios han sido galardonados con numerosos premios: su siguiente
libro Tiempo de siega obtuvo el Premio Poesía de Primavera 2009, Poda el Premio
Calendario 2010, El Valle de Acor el Premio Fundación de la Ciudad de Santa
Clara 2011 y Día mambí el Premio Digdora Alonso 2011, el Libro del amor feliz
el Premio Emilio Ballagas 2012, Las espléndidas ciudades el Premio Eliseo Diego
2012, La violencia de las horas el Premio José Jacinto Milanés 2012 y
Caballería insurrecta el Premio Manuel Navarro Luna 2012. La Condición Inhumana
obtuvo el Premio Nacional de Poesía Gaceta de Cuba. En 2016 ganó el Premio
Loewe a la Creación Joven.
Este galardón, dotado con 10.000 euros, se suma a
los 17 obtenidos por este prolífico autor, nacido en 1986, entre ellos el Premio
Loewe a la Creación Joven 2016 , el Rubén Darío 2015 y el Eliseo Diego 2012.
"Este libro y su trayectoria certifican que su poesía
no es de una joven promesa, sino de un autor en plena madurez poética",
señaló el jurado, formado por Amaia Iglesias, Carlos Aurtenetxe y Jon Obaso, y
"sorprendido" por la juventud del galardonado, según informó la
institución foral en un comunicado.
El poemario, que García Zamora presentó bajo el pseudónimo
de Manuel Orcelitano y que publicará una editorial especializada, se ha
impuesto a otros 234 procedentes de distintos países, de los que se
seleccionaron cinco finalistas "de alto valor literario".
Al jurado le "impresionó" la obra ganadora
"por su reflexión sobre la vida, la escritura, la infancia, la muerte, la
imaginación, el amor, las cárceles de la existencia, héroes y apátridas, el
acto mismo de escribir como conciencia y liberación, y sus diálogos con otros
escritores".
Destacó "el punto de vista tan original en sus poemas,
de los que inmediatamente se desprende que tiene un estilo y un mundo propio
muy identificable".
"Su forma de hacer universal cada anécdota, la fusión
de lo bello y lo terrible, lo naif y lo profundo conviven en una voz única. Es
un libro de poemas muy contemporáneo en su estructura, al tiempo que dialoga
con la tradición y con la memoria", subrayó el jurado de esta obra de
García Zamora, quien cuenta con dieciocho libros publicados.
La directora foral de Cultura de Gipuzkoa, María José
Tellería, se mostró "muy satisfecha por la cada vez mayor repercusión de
este premio" y" por la calidad literaria tanto de la obra ganadora
como de un buen número de las obras presentadas, que hacen honor al recuerdo
del gran poeta guipuzcoano Gabriel Celaya".
La Diputación creó este premio de poesía en castellano en
2011, en el centenario del nacimiento del poeta de Hernani.
Noticias de las Agencia EFE. Poema y foto tomados de Internet.
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